El uso de la pirotecnia en las fiestas revive un fuerte debate respecto a los daños que provoca, una problemática que queda en evidencia ante la falta de límites que se le aplica a esta práctica en la Provincia: sólo el 10% de los 135 municipios cuentan con ordenanzas que la prohíben.
El uso de la pirotecnia en las fiestas revive un fuerte debate respecto a los daños que provoca, una problemática que queda en evidencia ante la falta de límites que se le aplica a esta práctica en la Provincia: sólo el 10% de los 135 municipios cuentan con ordenanzas que la prohíben.
Este relevamiento hecho por la Defensoría del Pueblo bonaerense marca la falta de impulso para poner freno al uso y comercialización de fuegos de artificio, lo que posibilitaría prevenir las graves consecuencias derivadas de su utilización.
“Es necesaria una ley provincial que apunte a avanzar y establecer la prohibición de la fabricación, comercialización, almacenamiento, transporte, distribución y uso de artículos de pirotecnia”, sostuvo el Defensor del pueblo, Guido Lorenzino.
Si bien en algunas comunas existen proyectos de ordenanzas para avanzar hacia la prohibición, que sólo el 10% de los municipios cuenten con normas de este tipo reflejan que “queda un largo camino a la hora de proteger la salud, la tranquilidad, bienestar y seguridad de las personas y de los animales”, tal como precisó Lorenzino.
Con este objetivo, la Defensoría realizó una recomendación a todos los municipios y envió un modelo de ordenanza para la prohibición de la fabricación, comercialización, almacenamiento, transporte y uso de artículos de pirotecnia.
Según el Defensor provincial, esta iniciativa “se motiva en la convicción de que es necesario atacar la problemática de los efectos adversos de los fuegos de artificios desde un abordaje local, con el fin de garantizar la integridad física de las personas, la seguridad de sus bienes, del medio ambiente y de los animales domésticos.
Además, esta postura es la respuesta a los severos daños a la salud pública que produce la utilización de la pirotecnia y la escasa incidencia de normas que prohíban esta práctica en la Provincia, donde sólo el 10% de los municipios cuentan con ordenanzas en ese sentido.
Entre los distritos que se oponen al uso de fuegos de artificios figuran Junín, Chascomús, Lezama, Florencio Varela, General Alvarado, Bahía Blanca, Coronel Rosales, Coronel Pringles, Avellaneda, Bragado, Berazategui, Salliqueló, Rivadavia, San Pedro, Ramallo, Olavarría, Chivilcoy y Berisso.
El reclamo, además, se basa en una encuesta hecha por la Adjuntía General de la Defensoría, a cargo de Walter Martello, en distintos puntos de la Provincia, que marca que el 57% de los consultados cree que la pirotecnia debe estar prohibida, dentro de un escenario en el que el 78% no la utiliza y que el 69% toma recaudos para sus mascotas.
Puntualmente, la prohibición es la respuesta directa a los problemas que sufren las personas por el uso de pirotecnia, quienes tienen que ser atendidas de emergencia en los hospitales por mutilaciones, fracturas y luxaciones, heridas, lesiones oculares con perforación y penetración de cuerpos extraños, hipoacusia por perforación del tímpano y quemaduras de diversa consideración.
Este panorama se agrava al analizar lo que sucede con los bebés, los ancianos y las personas convalecientes, que soportan con incomodidad y malestar el ruido ensordecedor y la contaminación acústica provocada por estos artefactos.
También las personas con discapacidad e hipersensibilidad sensorial, como es el caso de los autistas, sufren las consecuencias de la pirotecnia: miedo, estrés, palpitaciones, taquicardia, infartos, afectación del sistema inmunitario y, en caso de enfermedad, empeoramiento de la salud del paciente.
En el caso de los animales, la pirotecnia también genera distintos efectos, de diferente intensidad y gravedad. Los animales domésticos suelen sentir temor y al huir pueden ser víctimas de accidentes o extraviarse, así como correr detrás de los explosivos por simple curiosidad pudiendo ingerirlos, perder la vista o lesionarse.
Ante esta situación, la Defensoría lanzó “Fiestas sin pirotecnia”, una campaña para concientizar sobre los peligros de su uso, los riesgos para la salud de las personas que sufren alguna discapacidad y los efectos que genera en los animales los estruendos provocan.
Este relevamiento hecho por la Defensoría del Pueblo bonaerense marca la falta de impulso para poner freno al uso y comercialización de fuegos de artificio, lo que posibilitaría prevenir las graves consecuencias derivadas de su utilización.
“Es necesaria una ley provincial que apunte a avanzar y establecer la prohibición de la fabricación, comercialización, almacenamiento, transporte, distribución y uso de artículos de pirotecnia”, sostuvo el Defensor del pueblo, Guido Lorenzino.
Si bien en algunas comunas existen proyectos de ordenanzas para avanzar hacia la prohibición, que sólo el 10% de los municipios cuenten con normas de este tipo reflejan que “queda un largo camino a la hora de proteger la salud, la tranquilidad, bienestar y seguridad de las personas y de los animales”, tal como precisó Lorenzino.
Con este objetivo, la Defensoría realizó una recomendación a todos los municipios y envió un modelo de ordenanza para la prohibición de la fabricación, comercialización, almacenamiento, transporte y uso de artículos de pirotecnia.
Según el Defensor provincial, esta iniciativa “se motiva en la convicción de que es necesario atacar la problemática de los efectos adversos de los fuegos de artificios desde un abordaje local, con el fin de garantizar la integridad física de las personas, la seguridad de sus bienes, del medio ambiente y de los animales domésticos.
Además, esta postura es la respuesta a los severos daños a la salud pública que produce la utilización de la pirotecnia y la escasa incidencia de normas que prohíban esta práctica en la Provincia, donde sólo el 10% de los municipios cuentan con ordenanzas en ese sentido.
Entre los distritos que se oponen al uso de fuegos de artificios figuran Junín, Chascomús, Lezama, Florencio Varela, General Alvarado, Bahía Blanca, Coronel Rosales, Coronel Pringles, Avellaneda, Bragado, Berazategui, Salliqueló, Rivadavia, San Pedro, Ramallo, Olavarría, Chivilcoy y Berisso.
El reclamo, además, se basa en una encuesta hecha por la Adjuntía General de la Defensoría, a cargo de Walter Martello, en distintos puntos de la Provincia, que marca que el 57% de los consultados cree que la pirotecnia debe estar prohibida, dentro de un escenario en el que el 78% no la utiliza y que el 69% toma recaudos para sus mascotas.
Puntualmente, la prohibición es la respuesta directa a los problemas que sufren las personas por el uso de pirotecnia, quienes tienen que ser atendidas de emergencia en los hospitales por mutilaciones, fracturas y luxaciones, heridas, lesiones oculares con perforación y penetración de cuerpos extraños, hipoacusia por perforación del tímpano y quemaduras de diversa consideración.
Este panorama se agrava al analizar lo que sucede con los bebés, los ancianos y las personas convalecientes, que soportan con incomodidad y malestar el ruido ensordecedor y la contaminación acústica provocada por estos artefactos.
También las personas con discapacidad e hipersensibilidad sensorial, como es el caso de los autistas, sufren las consecuencias de la pirotecnia: miedo, estrés, palpitaciones, taquicardia, infartos, afectación del sistema inmunitario y, en caso de enfermedad, empeoramiento de la salud del paciente.
En el caso de los animales, la pirotecnia también genera distintos efectos, de diferente intensidad y gravedad. Los animales domésticos suelen sentir temor y al huir pueden ser víctimas de accidentes o extraviarse, así como correr detrás de los explosivos por simple curiosidad pudiendo ingerirlos, perder la vista o lesionarse.
Ante esta situación, la Defensoría lanzó “Fiestas sin pirotecnia”, una campaña para concientizar sobre los peligros de su uso, los riesgos para la salud de las personas que sufren alguna discapacidad y los efectos que genera en los animales los estruendos provocan.