Por Guido Lorenzino, Defensor del Pueblo bonaerense.
En la Defensoría del Pueblo bonaerense tenemos una misión clara: proteger y garantizar los derechos de todas las personas que viven en la provincia o transitan por ella. Se trata de una función central para la vida democrática, algo que toma relevancia sobre todo en una época turbulenta como la actual.
Un rápido pantallazo a la realidad que nos toca vivir a los argentinos nos muestra la clara necesidad de que el Estado esté presente para atender los innumerables problemas que surgieron en el último tiempo. Esto nos obliga a fortalecer nuestra respuesta desde una mirada empática y reconociendo las particularidades de las problemáticas que afectan a las personas en los distintos puntos del territorio.
A esto se suma el vértigo de los cambios tecnológicos que no sólo son transformaciones técnicas, sino que desarrollos como la inteligencia artificial parecen modificar a diario la percepción de lo que es real de lo que no, como así también amplifica los peligros de una sociedad cada vez más dependiente de la conectividad.
Es una época de enormes desafíos que nos obligan a actualizarnos y a fortalecernos de cara a la enorme demanda de la población, ofreciendo respuestas directas y con la mirada siempre puesta en la persona.
En una democracia que en nuestro país ya superó los 40 años, hago un llamado para que todos y todas fortalezcamos la defensa de los derechos humanos, que es la mayor herramienta de protección democrática y el camino más directo para tener una sociedad más justa, igualitaria y libre de violencias.