Se estima que en la Argentina más de 8.000 personas mueren cada año por enfermedades vinculadas al consumo de alcohol. Esto significa que cada día hay 22 fallecimientos, uno cada hora.
Se estima que en la Argentina más de 8.000 personas mueren cada año por enfermedades vinculadas al consumo de alcohol. Esto significa que cada día hay 22 fallecimientos, uno cada hora. Además, el alcohol es la principal causa de muerte en la población de entre 15 y 49 años.
A ello debe agregarse que es un factor de riesgo asociado a la discapacidad por accidentes de tránsito (entre el 20% y el 50% de las muertes por accidentes de tránsito en el continente americano están asociadas al alcohol), lesiones intencionales y no intencionales, violencia interpersonal, enfermedades infecciosas, enfermedades psiquiátricas, daño cognitivo y cáncer.
Un reciente trabajo del Observatorio de Adicciones y Consumos problemáticos de la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires, reveló que 7 de cada 10 jóvenes consumen alcohol, y solamente el 28.87% no lo hacen.
Más de la mitad de los jóvenes entrevistados dijo consumir estas bebidas dos o más veces por semana y la edad en la que empiezan a tomar son los 12 años.
En la adolescencia es cuando se tiene mayor propensión a consumir alcohol, lo que configura un patrón de riesgo por la vulnerabilidad de esta etapa.
La mayor parte de los entrevistados manifestó hacerlo porque “es divertido”, asociando el consumo con situaciones festivas, tal como lo plantean las publicidades.
En este sentido, se detectó que quienes comienzan a beber antes de los 15 años de edad tienen cuatro veces más probabilidades de convertirse en dependientes del alcohol y casi siete veces más probabilidades de sufrir lesiones en un accidente de vehículo o una pelea física.
Por otra parte, la facilidad de acceso por su precio, su exigua carga tributaria o la falta de controles, contribuyen necesariamente a la propagación de este problema en jóvenes de todas las clases sociales.
Ante este diagnóstico, la Defensoría del Pueblo considera que Argentina y la provincia de Buenos Aires deben adoptar las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud llevando adelante sin pausa campañas preventivas y sancionando los proyectos que hoy contemplan la prohibición de la publicidad, tal como se realizó con el tabaco. Asimismo, deben incrementarse los controles sobre la venta de alcohol a menores utilizando dispositivos territoriales descentralizados que garanticen el cumplimiento del nuevo marco sancionatorio a locales y comercios.
Walter Martello, Defensor del Pueblo Adjunto General a cargo del Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos.
A ello debe agregarse que es un factor de riesgo asociado a la discapacidad por accidentes de tránsito (entre el 20% y el 50% de las muertes por accidentes de tránsito en el continente americano están asociadas al alcohol), lesiones intencionales y no intencionales, violencia interpersonal, enfermedades infecciosas, enfermedades psiquiátricas, daño cognitivo y cáncer.
Un reciente trabajo del Observatorio de Adicciones y Consumos problemáticos de la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires, reveló que 7 de cada 10 jóvenes consumen alcohol, y solamente el 28.87% no lo hacen.
Más de la mitad de los jóvenes entrevistados dijo consumir estas bebidas dos o más veces por semana y la edad en la que empiezan a tomar son los 12 años.
En la adolescencia es cuando se tiene mayor propensión a consumir alcohol, lo que configura un patrón de riesgo por la vulnerabilidad de esta etapa.
La mayor parte de los entrevistados manifestó hacerlo porque “es divertido”, asociando el consumo con situaciones festivas, tal como lo plantean las publicidades.
En este sentido, se detectó que quienes comienzan a beber antes de los 15 años de edad tienen cuatro veces más probabilidades de convertirse en dependientes del alcohol y casi siete veces más probabilidades de sufrir lesiones en un accidente de vehículo o una pelea física.
Por otra parte, la facilidad de acceso por su precio, su exigua carga tributaria o la falta de controles, contribuyen necesariamente a la propagación de este problema en jóvenes de todas las clases sociales.
Ante este diagnóstico, la Defensoría del Pueblo considera que Argentina y la provincia de Buenos Aires deben adoptar las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud llevando adelante sin pausa campañas preventivas y sancionando los proyectos que hoy contemplan la prohibición de la publicidad, tal como se realizó con el tabaco. Asimismo, deben incrementarse los controles sobre la venta de alcohol a menores utilizando dispositivos territoriales descentralizados que garanticen el cumplimiento del nuevo marco sancionatorio a locales y comercios.
Walter Martello, Defensor del Pueblo Adjunto General a cargo del Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos.