La implementación de la ESI, clave para prevenir las muertes que aún provoca el VIH/Sida

1 de diciembre de 2018 | Temáticas Salud

En el país mueren unas 1.500 personas por año debido a esta enfermedad. Muchas de ellas no saben que son portadores. Cómo podría cambiar este panorama la ley Educación Sexual Integral, y el pedido de la Defensoría para que la norma se aplique en la Provincia.

La ley Educación Sexual Integral (ESI) está en el centro del debate y, entre los diferentes análisis que giran en torno a ella, su implementación jugaría un rol fundamental en la prevención del VIH/Sida, que actualmente provoca 1.500 muertes por año en el país, muchas de ellas sin saber que contrajeron la enfermedad.

A treinta años de la primera vez que el mundo comenzó a conmemorar la lucha contra la pandemia el VIH/Sida, deberían destacarse una serie de aspectos relevantes. En primer lugar, es necesario señalar los avances médicos que, combinados con la instrumentación de políticas públicas han permitido -aun con sus déficits y altibajos- transformar una enfermedad que aún no tiene cura, en crónica y tratable. Los tratamientos se han vuelto más efectivos y han mejorado sensiblemente la calidad de vida de las personas otorgándole la posibilidad de realizar sus proyectos.

Cuando en la década del 80 se conocieron los primeros casos hubo una reacción, fundada en el temor, el desconocimiento y los prejuicios, que provocó gran confusión apuntando a culpabilizar de la "peste" a los homosexuales. Podría decirse que fue entonces, y desde ese piso tan adverso, que se inauguró a nivel planetario una verdadera discusión sobre la temática de género. En este largo camino se fueron derribando dogmatismos, negaciones y prejuicios y se avanzó en dirección a una sociedad más tolerante y respetuosa de las elecciones de cada persona.

La infección por VIH/Sida ha cambiado la vida sexual de los individuos así como muchos de los parámetros de la solidaridad social; ha direccionado la actitud de la industria en busca de remedios para combatir el mal; y ha generado mayor inversión por parte de los estados.
Sin embargo, aún es preciso trabajar mucho en la prevención. En nuestro país esto se hace prioritario, sobre todo en sectores más vulnerables. Según los últimos datos conocidos del Ministerio de Salud, en la Argentina unas 122 mil personas viven con VIH/Sida, aunque el 30 por ciento no lo sabe. Esto explica buena parte de las 1.500 muertes al año que produce la enfermedad.  

Hoy, la posibilidad de realizar un test rápido que en no más de 15 minutos da un resultado certero, permite en embarazadas que desconocen estar infectadas afrontar un tratamiento que evita el contagio de sus hijos. Entonces, la clave sigue siendo la información, y en ello resulta indispensable la aplicación de la llamada ley Educación Sexual Integral (ESI).

Esta norma, por lo tanto, se vuelve indispensable para contribuir a la incorporación de nociones fundamentales que den a los adolescentes herramientas para asumir su sexualidad y, a la vez, respetar lo que elijan los demás. Debe servir para sembrar conciencia y responsabilidad que permita un desarrollo pleno de la personalidad.

“La implementación de la ESI en la Provincia es una medida indispensable ya que, además, su aplicación constituye un pilar en la promoción de prácticas educativas libres de discriminación por motivos de orientación sexual o identidad de género. Es, básicamente, aquello contra lo que pelearon, en enorme desventaja, los primeros contagiados”, sostuvo el Defensor del Pueblo, Guido Lorenzino.

Para apoyar este reclamo, la Defensoría lanzó una encuesta para conocer la experiencia de adolescentes en relación a la aplicación en las escuelas de esta normativa que apunta a la ampliación de los derechos de la población. Los resultados de este estudio permitirán elaborar un mapa que revele la realidad y las demandas de los jóvenes respecto a esta temática.

En definitiva, este pedido también es una oportunidad propicia para estar a la altura de todos los que lucharon, trabajaron y murieron en este tiempo por alcanzar una sociedad más integrada y solidaria en torno a esta problemática. La integración y la solidaridad son, en esta y en otras materias, el gran desafío.