El Defensor Adjunto en Derechos Humanos y Salud, Marcelo Honores, encabezó la visita junto al secretario de Promoción de DDHH, Luis Rech, quienes se entrevistaron con el director de la cárcel, Eduardo Acuña.
Un nuevo monitoreo de la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires, en la Unidad 18 de Gorina, permitió enfocar la tarea que desarrolla la comunidad terapéutica del penal que se dedica a apuntalar la reinserción en la sociedad de internos con adicciones - la mayoría muy próximos a recuperar su libertad - que voluntariamente se someten al tratamiento, mientras que la problemática de las cloacas muestra el costado oscuro del relevamiento.
“El trabajo fundamental de la comunidad es la superación de las adicciones en función de la reinserción en la sociedad, atento a que se encuentran en la etapa final de las condenas”, explicó Honores, sobre la labor que desarrolla la estructura que dirige Virginia Stagnaro, y que depende de la dirección de Salud Penitenciaria. El equipo de la comunidad terapéutica - la única en todo el Servicio Penitenciario Bonaerense - está integrado por 8 psicólogas, mientras que se planteó la necesidad de incorporar a profesionales en psiquiatría y operadores socio terapéuticos. En la Unidad 18, de régimen semiabierto limitado, en la actualidad se alojan 601 personas, la mayoría en la etapa final de sus penas. Conviven con un problema estructural del sistema carcelario: las cloacas no funcionan y necesitan destaparlas a diario, tarea que desarrolla una cuadrilla de internos, mientras vecinos de la zona presentaron quejas en la Defensoría por los eventuales daños ambientales y a la salud que produce el vertido de esos líquidos sin tratar a los cursos de agua. “Es imprescindible hacer una obra, ya que la planta de tratamiento no funciona y los efluentes bajan en caída libre a un arroyo cercano”, constató el equipo de la Defensoría que recorrió la Unidad. Los internos, por otra parte, tienen la posibilidad de trabajar en la panadería del penal - que también abastece a la Unidad 12 de Gorina-, en la que se producen 180 kg. por día; además de realizar tareas de mantenimiento en la propia cárcel; carpintería; taller de chapa y pintura de automóviles; herrería; y huerta. En materia de educación y deportes, las personas privadas de su libertad pueden acceder a estudios primarios, secundarios, universitarios y un abanico de cursos, mientras tienen la posibilidad de practicar fútbol y rugby.
“El trabajo fundamental de la comunidad es la superación de las adicciones en función de la reinserción en la sociedad, atento a que se encuentran en la etapa final de las condenas”, explicó Honores, sobre la labor que desarrolla la estructura que dirige Virginia Stagnaro, y que depende de la dirección de Salud Penitenciaria. El equipo de la comunidad terapéutica - la única en todo el Servicio Penitenciario Bonaerense - está integrado por 8 psicólogas, mientras que se planteó la necesidad de incorporar a profesionales en psiquiatría y operadores socio terapéuticos. En la Unidad 18, de régimen semiabierto limitado, en la actualidad se alojan 601 personas, la mayoría en la etapa final de sus penas. Conviven con un problema estructural del sistema carcelario: las cloacas no funcionan y necesitan destaparlas a diario, tarea que desarrolla una cuadrilla de internos, mientras vecinos de la zona presentaron quejas en la Defensoría por los eventuales daños ambientales y a la salud que produce el vertido de esos líquidos sin tratar a los cursos de agua. “Es imprescindible hacer una obra, ya que la planta de tratamiento no funciona y los efluentes bajan en caída libre a un arroyo cercano”, constató el equipo de la Defensoría que recorrió la Unidad. Los internos, por otra parte, tienen la posibilidad de trabajar en la panadería del penal - que también abastece a la Unidad 12 de Gorina-, en la que se producen 180 kg. por día; además de realizar tareas de mantenimiento en la propia cárcel; carpintería; taller de chapa y pintura de automóviles; herrería; y huerta. En materia de educación y deportes, las personas privadas de su libertad pueden acceder a estudios primarios, secundarios, universitarios y un abanico de cursos, mientras tienen la posibilidad de practicar fútbol y rugby.