El Relator Especial sobre la cuestión de la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes destacó como positivo en su visita al país, la firme decisión del Estado de no permitir la repetición de las antiguas prácticas que, como la tortura, conllevan la violación de derechos fundamentales, entre ellos, el de la vida.
Sin embargo, consideró que "la constante atención que merece el respeto por los derechos humanos debe ser objeto de la más alta prioridad y que es posible fortalecerla creando programas de formación para el personal de las fuerzas de seguridad. En esos programas debería ponerse de relieve cómo tratar a las personas que han sido encomendadas a dicho personal, de manera que resulte eficaz desde el punto de vista de la investigación penal así como de la disciplina necesaria en las instituciones penales, al tiempo que se respeta la dignidad y los derechos fundamentales de la persona. Esta actitud no es sólo resultado de una determinada mentalidad sino que también requiere de especiales habilidades y técnicas" (párr. 15).
- E/CN.4/1988/17/Add.1, 23 de febrero de 1988. Informe presentado por el Relator Especial, Sr. P. Kooijmans.